jueves, 21 de junio de 2012

QUEDARSE


Decidme: en qué preciso instante
algo vino a quebrar esta existencia,
tornada hoy en doblado trance
por tantos días henchidos de faltas,
de errados pasos que fueron de otros,
de aguados, insustanciales vinos.
Para no volver a ser la misma gesta.

La mirada de una madre, la congoja
ante el dolor de otras entrañas,
que no es sino el propio dolor.
El único latido que viste de blanco
las débiles hebras de savia
de estos manantiales áridos,
en los que el agua que fluye
ya no es agua. Y ya casi no hay vida.

Y quedarse: esperar un acaso que
venga de nuevo a quebrantar, esta vez,
el lento suceder  de las horas oscuras.

Juana Fuentes ©


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