martes, 30 de julio de 2013

Leve plenitud

En esta leve plenitud 
que de la mañana siempre desdeña
la tarde, sombría oquedad   
del tiempo encarcelado, 
esquivo de las horas 
de luz evidente, es inevitable
que acuda tu presencia
a mi memoria: el sabor áspero
de tu boca; el halo impávido 
de tu aliento; el aroma a manzana
acre de tu mano distante;
y el arbitrio inmutable 
de aquella cercana muerte, tan nuestra,
erigida en cada soplo gesto rutinario,  
costumbre recurrente.

Cuántos años son precisos para reconstruir
un pasado perdido. 

Cuánto tiempo para  recuperar un instante.

© Juana Fuentes



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