domingo, 25 de agosto de 2013

Las acacias

Existe una tierra donde reinan las acacias,
criaturas de belleza torcida y silenciosa
cuya espalda cada día acaricia la luz 
de una yema difusa y anacarada.

El horizonte nos invita, al atardecer,
a una danza de fuego.
Un árbol se curva persiguiendo los corales
de una moneda que, apresurada, se descuelga.
Parece despedirse de ella, tal vez pedirle
que  no tizne con su marcha el crepúsculo.

En la mañana, la acacia vuelve a reclinarse  
como anegada en un lamento fiel y continuo,
preludio de esa aflicción que cada tarde inunda
sus ramas cuando el sol comienza a abandonarla. 

Las acacias, igual que los hombres, anticipan
con absurda nostalgia el dolor ante la marcha
-que presienten- de todo lo grato que una vez
pudo ser el artífice de cualquier sosiego.

© Juana Fuentes


2 comentarios:

  1. Éste especialmente me gusta. Me recuerda a la poesía de Eloy Sánchez rosillo

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  2. Querido Miguel Ángel: siempre me honras con tus palabras.
    Un abrazo.

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