martes, 7 de abril de 2015

Derecho a devolución



En Suiza morir es fácil
y barato.
Sesenta y cinco euros y anotan
tu nombre en un registro.

Pero habrá que justificar
lo injustificable:
“¿Tiene usted una paraplejia?
 ¿Acaso una enfermedad terminal?
¿Parálisis cerebral, quizás? “
“Nada grave en el cuerpo.”
“Va a ser entonces imposible.”

“¿Y si sólo tuviera el alma rota
o tarada o simplemente quisiera
cerrar los ojos
y abrirlos en otro lugar?”
“No sabría decirle. Vuelva otro día.”

En Suiza morir es fácil
y barato.
Hasta para morirse con conciencia
existe la publicidad engañosa.
(Y cuánta burocracia, 
aunque lo que uno sólo quiera
sea devolver el alma exhausta).

Juana Fuentes


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